
Guy Laliberte
Viajar al espacio ha dejado de ser una exclusiva de ciertos astronautas obligados a someterse a años de entrenamiento y de duras pruebas psicológicas. A quienes estén dispuestos a pagar los 35 millones de dólares que cuesta el billete y busquen nuevas sensaciones, la compañía americana Space Adventures les ofrece un inolvidable viaje a la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés).
El pasado 2 de octubre el payaso canadiense Guy Laliberté, fundador del Cirque du Soleil, se convertía en el séptimo turista espacial en viajar a la ISS gracias a esta compañía y a la agencia espacial rusa, que vio en el turismo espacial la manera de costear el elevado precio que supone mantener una estación como esta.
Pese a tan elevado precio, son numerosos los multimillonarios dispuestos a vivir una aventura similar. Y la oferta de viajes es cada vez mas amplia., yendo desde subir en un avión y disfrutar de la ausencia de gravedad gracias a los vuelos parabólicos; pasando por montar en una lanzadera suborbital para llegar al limite entre la atmósfera y el espacio y admirar la asombrosa vista de nuestro planeta Tierra; hasta subir a la ISS en compañía de astronautas y participar durante unos días del sobrecogedor espectáculo que supone orbitar el planeta Tierra cada 90 minutos y gozar de hasta 15 puestas de Sol diarias.
Recientemente, incluso se ha empezado a ofertar la posibilidad de ser el primer turista espacial en dirigirse hacia la Luna y admirar su cara oscura desde una nave en órbita a su alrededor. Un privilegio del que sólo han disfrutado un puñado de personas. Su precio: 100 millones de dólares.
Nos encontramos en los inicios de este tipo de turismo y por ello solamente está al alcance de unos pocos afortunados. Pero son ya unas cuantas las compañías privadas que ven en ello un claro negocio e invierten en desarrollar nuevas naves e incluso hoteles orbitales. Además las grandes agencias espaciales siguen con mucho interés el desarrollo de este tipo de industria, donde ven en la participación de compañías privadas una manera de abaratar los enormes costes asociados a sus misiones espaciales.
Estamos aun en los albores de este tipo de turismo, pero podríamos compararlo al inicio de las rutas aéreas comerciales hace ya casi un siglo. Por aquel entonces casi nadie podía imaginarse que viajar en avión podría llegar a estar al alcance de todos. Quizás por eso algún día no tan lejano todos nosotros también podamos subirnos en un cohete.
Hoy además, me gustaría conocer vuestro interés en la posibilidad de viajar al espacio con la siguiente pregunta: