Martes 17 de Abril. 3:05 de la tarde. Caras de expectación en la sala de conferencias de la Agencia Espacial Europea en Noordwijk (Holanda). Conectamos en directo con el cosmódromo ruso de Plesetsk, a unos 800 km al norte de Moscú. En pantalla los instantes previos al lanzamiento de GOCE (Gravity field and steady-state Ocean Circulation Explorer ), el primer satélite de la ESA de la nueva clase Earth Explorer, dedicados a estudiar la Tierra y a entender el cambio climático.
El lunes el cohete no despegó tras ciertos problemas con la torre de lanzamiento. Este cohete, de la serie Rockot, es un antiguo misíl intercontinental ruso destinado probablemente a disparar cabezas nucleares durante la antigua guerra fría, reconvertido ahora a fines más pacíficos. El martes sin embargo la cuenta atrás no se interrumpe y el cohete inicia su ignición justo a las 3:21. Máxima atención por parte de todos los asistentes mientras el cohete empieza a ascender. El éxito de la misión, el trabajo de cientos de personas, depende de esos breves instantes en el que el cohete transporta al satélite hasta su órbita. Todo sigue según lo esperado, pero la alegría de los asistentes se contiene hasta una hora y media más tarde, momento en que el satélite envía la primera señal indicando que ha completado correctamente su primera órbita. Felicitaciones, aplausos, GOCE empezará su misión: mapear el campo gravitatorio terrestre con una precisión nunca alcanzada hasta la fecha.
Ello permitirá mejorar los modelos climáticos, entendiendo, por ejemplo, como la gravedad afecta a la circulación de los océanos o a mejorar nuestro conocimiento acerca del interior de nuestro planeta.
Una de las peculiaridades de este satélite es precisamente la orbita en la que circula. Para obtener tanta precisión en el campo gravitatorio fue necesario situarlo en una órbita extremadamente baja, a 263 km de altura, donde la atmósfera todavía está presente. Así pues para evitar consumir demasiado combustible debido al efecto frenado que produce el constante rozamiento con los gases atmosfericos, el diseño de GOCE recuerda vagamete al de un avión, dándole una aerodinámica desconocida en el diseño de satélites.
GOCE ya está en órbita. Pero su trabajo sólo acaba de empezar…